KILIMANJARO
África es un continente exuberante en naturaleza, lo sabemos. Pero en su multiplicidad de contrastes hay ciertas caras que –quizás- no conozcamos tanto. Un gigantesco volcán de 5895 msnm, escondido tras las nubes, un arduo camino entre nieves eternas y glaciares, un desafío para los amantes de la aventura, eso es el majestuoso Monte Kilimanjaro.

Ubicado en la República Unida de Tanzania, el Parque Nacional Kilimanjaro es una de las áreas protegidas más destacas de este país. Su nombre lo obtiene del Monte Kilimanjaro, la montaña más elevada de todo el continente africano.

Kilimanjaro significa “Gran montaña”. Un nombre que le describe perfectamente. Porque el Kilimanjaro no sólo impacta por sus casi 6000 metros de altura, sino también por su soledad. Un volcán que se eleva solitario en una inmensa planicie denominada Estepa de los Masai.

El monte se compone en realidad de tres volcanes, Kibo, Mawenzi y Shira, todos fuera de actividad. Su cima principal es el pico Uhuru que se ve siempre blanca, rodeada de glaciares. Algo que sorprende a los ojos de quienes visitan las cálidas tierras africanas.

El camino hacia el volcán nos permite atravesar en pocos días zonas con diferentes tipos de clima. A medida que avanzamos el ecosistema se modifica: la sabana, el bosque tropical húmedo, la tundra y finalmente, la árida roca y las nieves eternas cercanas a la cima.

El ascenso al Kilimanjaro es una aventura de alta exigencia. Con distintas posibles rutas de ascenso, que varían en complejidad y se adaptan a diferentes conocimientos técnicos. Hay senderos que llegan a la cumbre sólo mediante un exigente trekking. Otros, implican escalada en hielo, y son excluyentes para expertos.

De todas las rutas de ascenso, una de las más elegidas es la ruta Marangu. Requiere de al menos 5 días para llegar a la cumbre.

Una expedición de esta envergadura necesita de guías, porteadores, excelente equipamiento de alta montaña, y –como siempre- ultimar todas las medidas de seguridad, para mejorar nuestras posibilidades de éxito.
Si bien es posible ascender en cualquier época del año, la mejor época para intentar el ascenso al Kilimanjaro es en los meses de enero y febrero, o en septiembre/octubre. Estas son las estaciones secas, preferibles para evitar las lluvias que pueden complicar nuestra travesía.
Un sueño imposible para muchos, un desafío alcanzable con muchos esfuerzo para otros… Pero para cualquiera que lo contemple el Kilimanjaro nos ofrece un espectáculo conmovedor. Para muchos, una visión casi fantasmagórica tras la sábana africana… Para otros –unos pocos elegidos-, una blanca cumbre desde la cual sólo se percibe el silencio absoluto y una África inmensa muy por debajo.






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