CHASCOMÚS




Chascomús es una ciudad de la provincia de Buenos Aires, Argentina, cabecera del partido de Chascomús. Ubicada a 123 km al sur del centro de la ciudad de Buenos Aires, con la cual está comunicada principalmente por la Autovía 2 y un importante ramal ferroviario. Chascomús es uno de esos pueblos-ciudades bonaerenses que sorprenden por la belleza de su casco histórico y por algunos atractivos ocultos más allá de la fama de su laguna. El prejuicio hace suponer que aquí no hay mucho para ver; sin embargo, Chascomús esconde tesoros en museos, cementerios y estancias no tan conocidas que llamarán la atención a más de uno.

Empecemos por el pueblo. Después de transitar la autovía 2 durante una hora y media e ingresar por la avenida Lastra, de bulevares arbolados y muchas bicicletas, se desemboca, luego de dar alguna vueltita, en la infaltable plaza, donde luce y confluye todo, como siempre lucen las plazas de los pueblos. Con su iglesia catedral Nuestra Señora de la Merced, restaurada y adornada con vitrales de 1940, y la fascinante casa de Vicente Casco, también recientemente acondicionada.

Cuenta Alejandra Bilbao, museóloga y directora de Patrimonio Histórico de la Municipalidad de Chascomús, que Prudencio Rosas, hermano de Juan Manuel, vivió en Chascomús y por eso salvó a algunos de los hacendados de la Revolución de los Libres del Sur, que en esta localidad tiene su parque lindero con la laguna que recuerda la sangrienta batalla. Ella se encuentra investigando la vida de Prudencio, y cuenta que en la casa de Vicente Casco se celebró el baile de los vencedores, entre otros chismes históricos que hacen de la visita una experiencia muy entretenida y didáctica. Datos que además se encuentran prolijamente escritos en murales que sirven para aquellos que vayan por su cuenta y no contraten guía alguno ni se encuentren con esta apasionada de su querencia.

Arqueología urbana

El paraguayo Vicente Casco administraba los campos de la familia Girado y se casó con Francisca, una de las hijas, con quien tuvo dieciséis hijos. Fue por un malón que se robó a su hijo Domingo, de quince años, que Vicente levantó en 1833 la primera casa de material de un piso en el pueblo, con paredes macizas y ventanas de madera con rejas de hierro. En este solar, se celebró el baile en honor de los federales vencedores en la batalla de Chascomús (7 de noviembre de 1839). Vicente Casco, en cambio, ayudó a los Revolucionarios del Sur, hecho que le costó la vida.

"La investigación arqueológica que se realiza en la Casa Vicente Casco se encuadra en el campo de la arqueología histórica urbana. Se intenta reconstruir una etapa de la sociedad de Chascomús, su momento fundacional, y las características urbanísticas, arquitectónicas, históricas y sociales, a través del rescate de su patrimonio arqueológico", cuenta Bilbao.

Alrededor de la plaza, donde se conserva esta casa histórica, hay otros edificios neocoloniales como el Teatro Nacional Brazzola, el Palacio Municipal, el Club de Pelota y, ya más moderna, la casa donde vivió el ex presidente Raúl Alfonsín.

En la avenida Lastra y Muñiz, la casona del Museo Pampeano recorre la historia de la pampa a través de distintas salas, y también la de Chascomús en particular. El museo comenzó a funcionar en 1941 por iniciativa de Mercedes Aldalur en conmemoración de la Revolución del Sur, momento en el cual también se creó el mencionado Parque de Los Libres del Sur.

Continuando con el paseo, la Capilla de los Negros era el lugar donde escuchaban misa los esclavos libertos -originalmente la comunidad morena se reunía en el barrio del Tambor-. Monumento histórico Nacional desde 1962, hoy es un refugio de paredes de más de cien años y piso de tierra donde se conserva una importante muestra de sincretismo religioso, incluido un altarcito donde se puede prender velas a Guillermina Eloísa González Soler de Luis, nieta de esclavos, que cuidó la capilla hasta que murió.

Libres del Sur

Una vez recorrido el pueblo se puede almorzar en alguno de los restaurantes de la laguna, como el Club de Regatas, o seguir para el campo. En nuestro caso, hacia la Estancia Pedro Chico (por el llamado Camino Libres del Sur), de Mónica Nobile y Gabriel Nieto. Allí también funciona el Chascomús Polo Club, el primer club de esta ciudad, fundado por Jorge Allende, donde es posible practicar, tomar clase o simplemente observar este deporte.

La pareja recicló la propiedad de la cual se utilizan 10 hectáreas para turismo y polo: la casa principal cuenta con tres habitaciones con todas las comodidades y una amplia galería para descansar y mirar el horizonte. Una casa lindera puede albergar una familia, cerca de una pequeña piscina con deck de madera y un amable quincho con parrilla donde se puede almorzar muy bien. En la cancha reglamentaria se realizan las exhibiciones y los torneos de polo. "Tenemos varios proyectos para concretar este año, como la construcción de una confitería que mire al picadero de caballos y la habilitación de un driving range", adelanta Mónica.

Por su parte, Gabriel es un excelente cocinero y junto con sus empleados Juan y Eduardo llevan a la gente a andar a caballo y preparan delicias como el asado bien servido, las abundantes ensaladas, los encurtidos de verduras o las papas con cáscara y aceto, para que nadie se vaya con hambre. Por la tarde, no faltan las tortas caseras como el budín inglés, el lemon pie o los brownies. "Para mí, la gastronomía es una parte muy importante del turismo de estancias", define Nieto.

Antes o después de pasar por Pedro Chico, si no llueve el camino de tierra lo llevará a visitar el Cementerio Escocés, creado en 1868 como cementerio e iglesia protestante, dado que la epidemia de cólera provocó la falta de plazas en el camposanto cristiano. Allí descansa, entre otros escoceses que emigraron a nuestro país, el doctor John H. Maxwell Crosbie, que murió de cólera tras atender sin descanso los pacientes afectados por esa enfermedad.









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