BADEN BADEN




Ubicada en el límite de La Selva Negra y el valle del Rin, Baden-Baden es una de las ciudades alemanas de más acusada personalidad.La urbe está caracterizada por su belleza y su elevado nivel de vida. En el origen de todo ello está su hermoso entorno paisajístico y sus aguas termales, conocidas desde la antigüedad romana.

Baden-Baden es conocida mundialmente como elegante estación hidrotermal, lugar de vacaciones, de festivales internacionales – y ciudad de congresos al pié de la Selva Negra. En ningún otro lugar se encuentra el exclusivo modo de vida de una metrópoli en un ambiente tan verdoso en una ciudad tan pequeña. Baden-Baden es un paraíso para las personas que aprecian el placer y que quieren “cargar nuevamenta las baterías”. Ya sea deporte, cultura, gastronomía o wellness – la oferta es tan variada como excelente.

A Baden-Baden uno viene a jugar o a tomar las aguas. A lo primero se abandonan los jubilados, las viudas ajadas y los oligarcas de medio pelo, que toman el té y el sol en la terraza aguardando a que llegue la hora en la que gira la ruleta. A lo segundo llega dispuesto el viajero atraído por la añagaza de la literatura, que le ha colgado a este sitio una pátina de leyenda de la que carecen ciudades balneario como Marienbad o Karlovy Vary.

Son muchos los lugares donde uno puede tomar las aguas en Baden-Baden pero ninguno como Friedrichsbad. Y no ya por su condición de decano de los establecimientos termales alemanes sino porque conserva más o menos intacta su estructura y sus rutinas desde los tiempos de esplendor de la ciudad.

El tratamiento dura alrededor de cuatro horas y cuesta 21 euros (31 con masaje). Lo de menos es el contenido del programa: 16 pasos que no difieren demasiado de los de cualquier otro spa del continente. Lo demás, el entorno suntuoso del tratamiento, que se va sucediendo en salas de aspecto decimonónico, decoradas con tumbonas de madera y estucos de colores, cúpulas orgullosas y azulejos decadentes que parecen como sacados de una película de Visconti o de una novela de Thomas Mann.

Hay habitaciones que huelen a sanatorio y otras en las que el agua brota de las entrañas de la tierra y por unas y otras debe manejarse uno como Dios le trajo al mundo. También en las salas dos salas centrales del recorrido, donde se mezclan hombres y mujeres... en ocasiones peligrosamente cerca.

El programa se clausura con un baño en agua fría, crema hidratante, un masaje agresivo y media hora de reposo en la que lo envuelven a uno en una manta y lo dejan en una cámara oscura, donde sólo se oyen las campanas de la iglesia cercana y uno sueña que se despierta de pronto en el siglo XIX y se acicala para ir al casino.











Categories