ISLA DE SAN ANDRES
Enclavada en el caribe colombiano y a poco más de una hora en avión desde Bogotá se encuentra esta isla, un lugar desde el que se aprecia el llamado Mar de los siete colores. Acá el turista debe traer una tarjeta que lo acredita como tal y que lo autoriza a permanecer por un tiempo determinado, en una medida para controlar la inmigración.
Según su historia, la isla fue colonizada en el siglo XVI por puritanos ingleses que se instalaron con sus esclavos, lo que explica por qué la mayoría de sus habitantes son de raza negra (raizales) que hablan en inglés o creole.
Dentro de este pasado, también están los corsarios del siglo XIX. Uno de ellos, Henry Morgan, usó la isla como base de operaciones y según la leyenda guardó su botín en una cueva del perímetro, que lleva su nombre.De vuelta al presente, en San Andrés se puede elegir entre hoteles cinco estrellas, una cómoda posada o algunos bungalows, que varían en el precio y en lo servicios ofrecidos. Siempre es importante reservar con anticipación.
Moto, Jeep o bicicleta: Las playas de arena blanca son un imán. Y con bebidas como el coco loco o la piña colada, mejor. Se puede, por ejemplo, hacer un viaje en los barcos que tienen cristal en el piso para ver el mundo marino. Otro paseo es el Ecológico, que dura cuatro horas y se trata de una caminata grupal para conocer el interior de la isla, sus plantaciones, las vertientes de agua, las cavernas y la laguna dulce de Big Pond, donde pueden encontrarse diferentes especies de peces, reptiles, aves y mariposas.
¿Otra forma de conocer la isla? Alquilar una moto, un jeep, una bicicleta o tomar un colorido colectivo público para dar la vuelta por la vía circunvalar, que cubre 32 kilómetros. Durante el recorrido uno se encuentra con paisajes únicos mezclados con sitios como la Casa Museo Isleña -dedicada a rescatar la cultura y las costumbres del lugar, tiene un restaurante y venta de artesanías-, el puerto de El Cove -un fondeadero de grandes buques turísticos y comerciales- y West View y la piscinita, dos formaciones naturales donde es posible nadar entre peces de colores.Más allá y aunque casi toda la isla es plana existe un sector elevado llamado La Loma, donde vive la mayoría de los isleños. Allí, en pocas cuadras puede conocer la primera iglesia bautista del país; las hermosas construcciones con sobria influencia inglesa y el colorido africano en perfecto estado ya que, cada año, se realiza un concurso donde se premia la casa típica isleña mejor conservada.
Al regresar, vale la pena detenerse a disfrutar en el Parque de la Barracuda un rico jugo de fruta natural y, si hay tiempo y ganas, recorrer los locales que ofrecen las primeras marcas del mundo.Para el que busca música, en la costa hay bares donde toda la tarde se escucha souk, calypso, mento, socca y reggae. En tanto, Sprat Bight y San Luis son las playas más codiciadas. Allí se puede practicar jet ski, windsurf, kayak y buceo.
Como la isla es parte de la reserva de biosfera de Sunflower de la Unesco, para los más experimentados existe también la posibilidad de hacer buceo de pared e increíbles jardines coralinos, junto con una gran variedad de esponjas y fauna en los arrecifes. También hay naufragios a muy baja profundidad, repletos de cardúmenes y corales. Las aguas que rodean a San Andrés son tibias, su temperatura promedio es de 28 grados y la visibilidad a veces supera los 30 metros.
Ahora, a navegar. Hay muchas formas de hacerlo: en el velero Caribbean Spirit; en El Galeón Morgan, donde se hace una presentación teatral de la época de los corsarios; viajar a Johnny Cay, un pequeño cayo de la isla a tres minutos en lancha; tomar un tour a Haynes Cay, a 10 minutos en lancha desde San Andrés, que cuenta con un acuario natural que puede disfrutarse caminando: el agua tiene 50 centímetros de profundidad.
Para la noche, la luna y las estrellas hacen que los puntos de encuentro como el malecón de los enamorados, las discotecas o los bares sean una opción para concluir una gran velada con el mejor ritmo de la isla.








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