San Carlos y San Severino de Matanzas es una ciudad de Cuba, fue fundada en octubre de 1693 en un sitio privilegiado de la geografía norte de Cuba entre la desembocadura de los ríos Yumurí, San Juan y Canímar. Localizada en la costa norte de Cuba, Matanzas es la capital de la provincia del mismo nombre.
Existen distintas versiones acerca del origen de su nombre. El Padre Bartolomé de las Casas refiere en sus crónicas que en 1509 en la bahía de Guanimar los aborígenes atacaron a un grupo de españoles que navegaban por esa zona. Bernal Díaz del Castillo recuerda incluso los nombres de tres de los supervivientes de aquel ataque. En recuerdo a aquel suceso, en 1513 la ensenada de Guanimar adoptó el nombre de Matanzas y al fundarse la ciudad el 12 de octubre de 1693, se le llamó San Carlos y San Severino de Matanzas.
En su obra Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, Bernal Díaz del Castillo menciona acerca del origen del nombre de esta ciudad:
"Antes que más pase adelante, y aunque vaya fuera de nuestra historia (se refiere a su obra) quiero decir por qué causa llamaban aquel puerto Matanzas, y esto traigo aquí a la memoria porque me lo han preguntado un cronista que habla su crónica cosas acaecidas en Castilla. Aquel nombre se le puso por esto que diré: Que antes que aquella isla de Cuba se conquistase, dio al través un navío en aquella costa, cerca del puerto y del río que he dicho que se dice Matanzas, y venían en el navío sobre treinta personas españoles y dos mujeres, y para pasarlos de la otra parte del río, porque es muy grande y caudaloso, vinieron muchos indios de la Habana y de otros pueblos con intención de matarlos y de que no se atrevieron a darles guerra en tierra, con buenas palabras y halagos les dijeron que los querían pasar en canoas y llevarlos a sus pueblos para darles de comer. Ya que iban con ellos a medio del río en las canoas, las trastornaron y mataron que no quedaron más de tres hombres y una mujer que era hermosa, y la llevó un cacique (se refiere a un jefe indio) de los que hicieron aquella traición y los tres españoles repartieron entre sí. Y a esta causa se puso aquel nombre puerto de Matanzas. Yo conocí a la mujer, que después de ganada la isla de Cuba se quitó al cacique de poder quien estaba, y la vi casada en la misma isla de Cuba, en una villa que se dice la Trinidad, con un vecino de ella que se decía Pedro Sánchez Farfán. Y también conocí a los tres españoles, que se decían el uno Gonzalo Mejía y era hombre anciano, natural de Jerez, y el otro se llamaba Juan de Santiesteban, y era mancebo, natural de Madrigal, y el otro se decía Cascorro, hombre de la mar, natural de Moguer".
Por su desarrollo cultural y literario, Matanzas es también conocida como “La Atenas de Cuba”. Este desarrollo comienza desde 1813, cuando la ciudad yumurina recibió los beneficios de la introducción de la imprenta. Se considera que en este año se inicia el Siglo de Oro de Matanzas. Eran esos los tiempos en que José María Heredia hacía versos y ensayos teatrales.
En 1835 se crea la Biblioteca Pública, a iniciativa de Tomás Gener y Domingo del Monte, dos prominentes figuras relacionadas con el fomento local. Es febril el ambiente literario en la urbe provinciana durante los primeros años de la década del cuarenta. Es la época brillante de Milanés, de Plácido y Manzano, de Miguel Teurbe Tolón y Félix Tanco, entre otros.
En 1842 se funda La Guirnalda, primera revista literaria matancera. El oleaje cultural avanza, pero el ímpetu individual da la sensación de ir más de prisa. El verdadero esplendor de la cultura llega a un punto culminante en la sexta década del siglo XIX.
En el bienio 1859-60 se consolida el Liceo Artístico y Literario, y en el 61 resultará un resonante triunfo la llegada de La Avellaneda. Nunca antes la población había respirado tanta gloria. En 1863 se inaugura el Teatro Esteban, al año siguiente el Instituto de Segunda Enseñanza. Ya por esa época el matancero José White, recibía el homenaje del mundo entero, como uno de los violinistas más famosos de su siglo.
Por eso, cuando en 1860, Rafael del Villar lanza en público la propuesta del título "La Atenas de Cuba", la aceptación es unánime, porque la idea ya estaba desde mucho antes, en el habla y en la mente de muchos. Todos los presentes respiran satisfechos, y esa noche los poetas cantan con brío renovado. Ha triunfado el epíteto perfecto, la definición esperada. Ese es el título conveniente para un conglomerado social que sueña con una diáspora violenta y promisoria de la literatura y el arte, con un período de oro, similar al renacimiento europeo de varios siglos atrás. El sobrenombre fue sin embargo, el orgullo de la ciudad y fascinó a varias generaciones, hasta la más reciente, que aún no ha pensado en renunciar a él. Era la corona de laurel propicia al esfuerzo sistemático por elevar la cultura. El esplendor local era comparado así con la gloria imperecedera del siglo de Pericles. La aristocracia provinciana soñaría entonces con imponer a la posteridad la gloria de un Prometeo o de un Edipo y hacia esa meta lanzaba su reto.
Entre las principales atracciones de Matanzas se encuentran sus bellezas naturales como las famosas Cuevas de Bellamar y el Valle de Yumurí, que bordea la Ciudad y es probablemente el segundo más conocido en Cuba después del Valle de Viñales. Así mismo, constituyen atractivos los museos Palacio de Junco y Farmacéutico, así mismo el Teatro Sauto, el Centro Cultural “La Vigía” y la Ermita de Monserrate.
La ciudad de Matanzas, que se asienta a la vera de una bahía de aguas tranquilas y sobre colinas ondulantes que atraviesan tres ríos, la definen varios nombres, desde su nacimiento en 1693, "La Bella Durmiente", "La Venecia Cubana" por sus puentes o la "Atenas de Cuba", tierra de poetas.
La Sonora Matancera, ha sido quizás el más famoso conjunto de música cubana, nacido en la década del veinte precisamente en la ciudad de Matanzas, entre las calles Jovellanos y Ayuntamiento, quedaba la calle Salamanca N°41, frente a los baños La Americana, en la plazoleta Ojo de Agua.
Su tradición musical ha sido notoria dentro de la cultura cubana. Es de reconocer que fue donde se interpretó por primera vez el Danzón (reconocido como el" Baile Nacional de Cuba") del cual derivan géneros tan populares como el Danzonete, el Chachachá y el Mambo. En el ámbito de la música afrocubana vinculada a la práctica religiosa y la Rumba como el Guaguancó y la Columbia también ocupa un lugar destacado por agrupaciones como "Los muñequitos de Matanzas" y "Afrocuba". Otros músicos de origen matancero que se han destacado son: Miguel Failde (a quien adjudican la creación del Danzón), Aniceto Díaz (creador del Danzonete -versión cantada del danzón), Dámaso Pérez Prado (compositor de los mambos más conocidos como Mambo Nº5), Arsenio Rodríguez (tresero y compositor que revolucionó la interpretación del son) o Barbarito Díez (cantante que es un referente en la interpretación del Danzonete), entre otros.
Existen distintas versiones acerca del origen de su nombre. El Padre Bartolomé de las Casas refiere en sus crónicas que en 1509 en la bahía de Guanimar los aborígenes atacaron a un grupo de españoles que navegaban por esa zona. Bernal Díaz del Castillo recuerda incluso los nombres de tres de los supervivientes de aquel ataque. En recuerdo a aquel suceso, en 1513 la ensenada de Guanimar adoptó el nombre de Matanzas y al fundarse la ciudad el 12 de octubre de 1693, se le llamó San Carlos y San Severino de Matanzas.
En su obra Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, Bernal Díaz del Castillo menciona acerca del origen del nombre de esta ciudad:
"Antes que más pase adelante, y aunque vaya fuera de nuestra historia (se refiere a su obra) quiero decir por qué causa llamaban aquel puerto Matanzas, y esto traigo aquí a la memoria porque me lo han preguntado un cronista que habla su crónica cosas acaecidas en Castilla. Aquel nombre se le puso por esto que diré: Que antes que aquella isla de Cuba se conquistase, dio al través un navío en aquella costa, cerca del puerto y del río que he dicho que se dice Matanzas, y venían en el navío sobre treinta personas españoles y dos mujeres, y para pasarlos de la otra parte del río, porque es muy grande y caudaloso, vinieron muchos indios de la Habana y de otros pueblos con intención de matarlos y de que no se atrevieron a darles guerra en tierra, con buenas palabras y halagos les dijeron que los querían pasar en canoas y llevarlos a sus pueblos para darles de comer. Ya que iban con ellos a medio del río en las canoas, las trastornaron y mataron que no quedaron más de tres hombres y una mujer que era hermosa, y la llevó un cacique (se refiere a un jefe indio) de los que hicieron aquella traición y los tres españoles repartieron entre sí. Y a esta causa se puso aquel nombre puerto de Matanzas. Yo conocí a la mujer, que después de ganada la isla de Cuba se quitó al cacique de poder quien estaba, y la vi casada en la misma isla de Cuba, en una villa que se dice la Trinidad, con un vecino de ella que se decía Pedro Sánchez Farfán. Y también conocí a los tres españoles, que se decían el uno Gonzalo Mejía y era hombre anciano, natural de Jerez, y el otro se llamaba Juan de Santiesteban, y era mancebo, natural de Madrigal, y el otro se decía Cascorro, hombre de la mar, natural de Moguer".
Por su desarrollo cultural y literario, Matanzas es también conocida como “La Atenas de Cuba”. Este desarrollo comienza desde 1813, cuando la ciudad yumurina recibió los beneficios de la introducción de la imprenta. Se considera que en este año se inicia el Siglo de Oro de Matanzas. Eran esos los tiempos en que José María Heredia hacía versos y ensayos teatrales.
En 1835 se crea la Biblioteca Pública, a iniciativa de Tomás Gener y Domingo del Monte, dos prominentes figuras relacionadas con el fomento local. Es febril el ambiente literario en la urbe provinciana durante los primeros años de la década del cuarenta. Es la época brillante de Milanés, de Plácido y Manzano, de Miguel Teurbe Tolón y Félix Tanco, entre otros.
En 1842 se funda La Guirnalda, primera revista literaria matancera. El oleaje cultural avanza, pero el ímpetu individual da la sensación de ir más de prisa. El verdadero esplendor de la cultura llega a un punto culminante en la sexta década del siglo XIX.
En el bienio 1859-60 se consolida el Liceo Artístico y Literario, y en el 61 resultará un resonante triunfo la llegada de La Avellaneda. Nunca antes la población había respirado tanta gloria. En 1863 se inaugura el Teatro Esteban, al año siguiente el Instituto de Segunda Enseñanza. Ya por esa época el matancero José White, recibía el homenaje del mundo entero, como uno de los violinistas más famosos de su siglo.
Por eso, cuando en 1860, Rafael del Villar lanza en público la propuesta del título "La Atenas de Cuba", la aceptación es unánime, porque la idea ya estaba desde mucho antes, en el habla y en la mente de muchos. Todos los presentes respiran satisfechos, y esa noche los poetas cantan con brío renovado. Ha triunfado el epíteto perfecto, la definición esperada. Ese es el título conveniente para un conglomerado social que sueña con una diáspora violenta y promisoria de la literatura y el arte, con un período de oro, similar al renacimiento europeo de varios siglos atrás. El sobrenombre fue sin embargo, el orgullo de la ciudad y fascinó a varias generaciones, hasta la más reciente, que aún no ha pensado en renunciar a él. Era la corona de laurel propicia al esfuerzo sistemático por elevar la cultura. El esplendor local era comparado así con la gloria imperecedera del siglo de Pericles. La aristocracia provinciana soñaría entonces con imponer a la posteridad la gloria de un Prometeo o de un Edipo y hacia esa meta lanzaba su reto.
Entre las principales atracciones de Matanzas se encuentran sus bellezas naturales como las famosas Cuevas de Bellamar y el Valle de Yumurí, que bordea la Ciudad y es probablemente el segundo más conocido en Cuba después del Valle de Viñales. Así mismo, constituyen atractivos los museos Palacio de Junco y Farmacéutico, así mismo el Teatro Sauto, el Centro Cultural “La Vigía” y la Ermita de Monserrate.
La ciudad de Matanzas, que se asienta a la vera de una bahía de aguas tranquilas y sobre colinas ondulantes que atraviesan tres ríos, la definen varios nombres, desde su nacimiento en 1693, "La Bella Durmiente", "La Venecia Cubana" por sus puentes o la "Atenas de Cuba", tierra de poetas.
La Sonora Matancera, ha sido quizás el más famoso conjunto de música cubana, nacido en la década del veinte precisamente en la ciudad de Matanzas, entre las calles Jovellanos y Ayuntamiento, quedaba la calle Salamanca N°41, frente a los baños La Americana, en la plazoleta Ojo de Agua.
Su tradición musical ha sido notoria dentro de la cultura cubana. Es de reconocer que fue donde se interpretó por primera vez el Danzón (reconocido como el" Baile Nacional de Cuba") del cual derivan géneros tan populares como el Danzonete, el Chachachá y el Mambo. En el ámbito de la música afrocubana vinculada a la práctica religiosa y la Rumba como el Guaguancó y la Columbia también ocupa un lugar destacado por agrupaciones como "Los muñequitos de Matanzas" y "Afrocuba". Otros músicos de origen matancero que se han destacado son: Miguel Failde (a quien adjudican la creación del Danzón), Aniceto Díaz (creador del Danzonete -versión cantada del danzón), Dámaso Pérez Prado (compositor de los mambos más conocidos como Mambo Nº5), Arsenio Rodríguez (tresero y compositor que revolucionó la interpretación del son) o Barbarito Díez (cantante que es un referente en la interpretación del Danzonete), entre otros.