EL TREN DE LAS NUBES




El fabuloso campo de Salta está salpicado de ruinas precolombinas, pueblos de artesanos y profundas quebradas de múltiples vetas polícromas de minerales esculpidas por los ríos que recorren los nevados Andes. El tren de las Nubes realiza un inolvidable recorrido desbordante de altura y adrenalina por la inquietante zona erosionada junto a la frontera de Argentina con Chile.
No puede perderse este viaje de 15 horas de duración, que se le hará corto. Sale de Salta, una de las ciudades coloniales mejor conservadas de Argentina.

Además de una recreación para la vista, el Tren de las Nubes configura una obra de ingeniería fabulosa, que desde su inauguración, en 1948, incluye 29 puentes, 21 túneles, 13 viaductos, 2 tirabuzones y 2 zigzags. La pieza iconográfica es el viaducto Las Polvorillas, un puente de 224 metros de largo, 70 de alto y 1.600 toneladas de peso, edificado a 4.200 metros sobre el nivel del mar. El trayecto entre Salta y la Polvorilla transcurre entre otras 19 estaciones intermedias, que se recorren en 15 horas de plácido viaje con la Cordillera de los Andes como principal escenario.
El plato fuerte de este viaje es el viaducto La Polvorilla, de 60 metros de altura, que cruza un cañón del desierto antes de dar la vuelta en San Antonio de los Cobres, una antigua ciudad minera indígena situada a 3.900 metros por encima del nivel del mar. El viaje de vuelta puede provocarle una indigestión paisajística, así que puede aprovechar para echarse una siesta.
Qué mejor sitio para recuperar energías que la estancia El Bordo de las Lanzas, como hizo el respetado general Martín Miguel de Güemes tras dirigir a los gauchos en varias batallas victoriosas contra los partidarios de los españoles a principios del siglo XIX, aunque entonces la estancia era un escondite. Se encuentra en la provincia de Salta, que está situada en el noroeste del país, en la frontera con chile y Bolivia, flanqueada por las estribaciones de los Andes.

Es un centro agrícola y ganadero y las 4.400 hectáreas de la estancia están plantadas de caña de azúcar, tabaco y girasoles y en ella se crían cebúes y los famosos caballos peruanos de paso, que están a disposición de los huéspedes. La gregaria familia Arias, formada por 12 miembros, sirve con orgullo enormes comidas tradicionales de especialidades de la región, que preparan con ternera e ingredientes de su propiedad y se aseguran de que los huéspedes disfruten de la vida en una estancia auténtica.








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